El año de la cólera

Vivimos una época difícil para los jóvenes que entran ahora en la treintena, cuando fallecen muchos de los referentes de su infancia y el panorama laboral para la «generación mejor preparada» es desolador.

Cuando uno pasa la treintena, dicen que empieza una crisis. Crisis, what crisis? Entonces una se apunta al gimnasio, comienza a echarse cremitas e inicia lo que algunos no han tardado en tildar como la regresión de los niños. Es decir, el complejo de Peter Pan.

No se lo pone fácil el año que llevamos. En 2013 ha muerto parte de nuestra infancia: Georges Moustaki, Alfredo Landa, Sara Montiel, Constantino Romero, José Luis Sampedro, Pepe Sancho o el gran Fernando Guillén, todos grandes actores y actrices del cine español, el humanista por excelencia o el doblador de la voz de oro. Nuestra infancia queda huérfana de referentes. Ni la caja de los secretos del flamenco ha querido dejar en este mundo al Niño Miguel, Manuel Mairena, Andrés Heredia Santiago o a Tate Montoya. Genios, artistas bien considerados con muy diversa suerte en sus vidas.

Sí, los que nacimos en los 80 ya nos sumimos en plena crisis de los 30. Mientras tanto, miramos a nuestro alrededor. Jóvenes adolescentes embriagados de reggaeton que desestiman todo lo que suene a ‘viejo’ o démodé, pero fascinados por lo vintage.

Sin embargo, y aunque ya en tiempos de Sócrates se decía que todos los jóvenes eran unos tiranos, es en esta época donde deberíamos revisar el tipo de educación que están recibiendo quienes nos sustituirán en esta tarea de gestionar el mundo. ¿Es mejor o peor que lo que nosotros vivimos? ¿Fueron tan malos los 80 para los nacidos en los 60, como para los nacidos en los 80 esta época? ¿Sabemos el talento que se nos está yendo?

Mientras tanto, los recortes del Gobierno en educación y sanidad, las carencias que sufrirán nuestros hijos y el gasto público totalmente disminuido, sobre todo en cosas esenciales, nos disfrazan otras cosas.