Ricardo Galli: “En las redes no se da un debate reflexivo, racional y duro como debe ser, donde haya disenso”
No es ningún secreto que, en los últimos años, la irrupción de las redes sociales ha cambiado la forma de comunicar y movilizar a una población que parecía dormida. Se han creado comunidades afines, en los que los grupos de opinión han saltado a las calles, uniendo ideologías y pertenencias sin importar la ubicación geográfica. En España e Iberoamérica, gran parte de estas comunidades se informan y cooperan a través de Menéame, el principal agregador de contenido en castellano. Menéame sirve fundamentalmente para promocionar noticias publicadas en blogs o en medios digitales, para lo que se nutre de los usuarios como único filtro, sujeto a criterios de valoración personal. Ricardo Galli, uno de sus fundadores, es doctor en informática por la Universidad de las Islas Baleares (UIB), miembro de la Free Software Foundation (FSF) y fue presidente del grupo de usuarios de software libre BULMA. En diciembre de 2005, junto a Benjamí Villoslada, programó Menéame. Posiblemente, Ricardo Galli sea una de las mentes más analíticas de la intelectualidad española.
En el Blogs y Medios IX en Granada hace un año me comentaste que Menéame había cumplido un objetivo y la idea era mantenerlo. ¿Continuáis con esa idea?
Creo que cumplió un objetivo en su momento, en el que no había tanto análisis de redes sociales, porque en realidad son los análisis de redes sociales los que sacan información. Creo que te dije en su momento que el objetivo de Menéame era ser el altavoz o amplificador de noticias o artículos poco conocidos, que llegan a Menéame, aparecen en los medios y se les conoce, lo cual es un objetivo que estaba cumpliendo bien. Quizás ahora hay otras alternativas, como Twitter, que más o menos hace lo mismo. Eso funciona, pero creo que hay que seguir evolucionando, y en eso estamos.
Las cosas que queremos hacer, por ejemplo, es ver cómo se puede ayudar a los autores a crecer monetariamente de alguna forma. Con esos artículos bien trabajados, tipo Jot Down, y ver cómo Menéame puede hacer que los lectores puedan ayudar económicamente. Una especie de crowdfunding a posteriori, tipo “se escribió, se lo he importado, se lo he meneado, ha llegado a portada y ahora a ver cómo podemos hacer para que el usuario pueda ayudar económicamente”.
Sin embargo, tú no crees mucho en el crowdfunding a priori, es decir, opinas que si no eres capaz de llegar al capital inicial para crear una empresa, cómo vas a mantenerla
Yo lo que comenté es que si no eres capaz de juntar con tu entorno 5000 euros para comenzar algo, porque he visto crowdfunding que piden 1000 ó 1500 euros para escribir un libro, si en tu entorno no eres capaz de convencer, qué credibilidad tiene aquello. Eso es lo que me parece ridículo. Otra cosa es que el crowdfunding me parece capitalismo puto y duro, en el sentido de que para hacer algo tienes que depender de la decisión a priori de los demás. Eso es puro capitalismo. Pero además, resulta que aunque tu idea sea buena, si los demás no la apoyan, quizás nunca salga a la luz.
Hombre, el crowdfunding está bien para algunas cosas y hay que apoyarlo, pero hay que recordar que no es ningún tipo de socialismo moderno, es puro capitalismo: dadme dinero para que yo pueda hacer algo. No hay que engañarse con esas cosas, como pretenden algunos, y tampoco puede ser la única vía de hacer las cosas. Las ideas realmente disruptivas o revolucionarias, en general, la gente las rechaza en un principio. Si tú a priori ya estás pidiendo la opinión sobre una idea te van a decir que no. El crowdfunding está bien pero tiene sus limitaciones.
Volviendo a Menéame, al igual que pasó durante el 15M, que incluso se creó una nueva categoría en la plataforma, ¿crees que la situación política actual está reforzando la credibilidad de Menéame?
No lo sé, porque salen muchas noticias sobre corrupción, pero son noticias que salen en todos los sitios. No sé cómo medirlo. Pero para lo que sí ha servido, al menos a los que lo estamos analizando de cerca, es a descubrir noticias. Por ejemplo, las primeras noticias sobre la burbuja y los problemas financieros que tenían algunas grandes promotoras inmobiliarias salieron en Menéame antes que en ningún medio. De hecho, tuvimos amenazas legales muy pesadas de abogados de algunas de estas promotoras, que luego estuvieron imputados y algunos condenados, por temas de corrupción.
¿Cuál fue?
Una promotora muy tradicional, con muchas promociones inmobiliarias, la más grande de España. Dos de los socios acabaron condenados. El único sitio donde salía información fue en Menéame, con comentarios en blogs o en foros. De hecho, a mí me hicieron un bullying importante con amenazas legales, incluso a nivel personal. Afortunadamente, conseguí un buen abogado que me libró del tema, pero fue pesado.
Menéame también está siendo un fuerte referente de movimientos sociales
Lo que pasó en Menéame es que, antes del 15M, las noticias relacionadas salían mucho, noticias que eran portadas de lo que se avecinaba y muy votadas, porque ya había colectivos trabajando en esos temas. Me acuerdo que la convocatoria del 15M fue en abril, y fue una de las noticias más votadas del año, y no salía en ningún medio. En ninguno.
De hecho, tú junto con Enrique Dans, os mojasteis con el tema de la Ley Sinde, tomasteis partido, y es algo muy raro
En el tema contra la Ley Sinde, muchos tomamos partido hace tiempo, porque era ridícula por donde la quisieras mirar. Ni desde el punto de vista ideológico ni por ninguna parte. No es socialista, ni capitalista, ni comunista. No tiene ningún sustento ideológico, es una gilipollez, y muchos nos posicionamos. A raíz de ello, empezaron a salir casos de corrupción y surgió el tema de #nolesvotes, junto con otras, unos meses antes del 15M, en febrero de 2011. Claro que, cuando salió el 15M, también estuvimos a favor.
El 15M surgió como algo no partidista, aunque luego se hizo muy ideológicamente partidista, que fue cuando yo me alejé, pero en los inicios no fue así. Era natural: vienes de un activismo en las redes, además, que juntaba ideologías completamente diferentes. Por ejemplo, yo ideológicamente con Enrique (Dans) tengo muy poco en común, pero sin embargo, en este tipo de activismo sí. Fue normal que el 15M acabase en las calles.
Aparte de fundador de Menéame, eres profesor en la Universitat de les Illes Balears y tienes trato con la juventud. ¿Cómo crees que están posicionándose ideológicamente los universitarios con los que tratas?
Hay una cosa que aprendí con la edad: cuando estoy en el aula y doy mi clase me dedico estrictamente a lo técnico y lo profesional. Puedo hacer algunas bromas colaterales sobre algún caso de actualidad, pero creo que tenemos demasiado poco tiempo y ellos tienen demasiado trabajo como para meter en una asignatura muy técnica estos temas. Así que no sé realmente lo que piensan los alumnos sobre temas políticos. Tampoco hablo mucho con ellos sobre ello, así que no tengo información. Te podría decir “son de izquierdas” y me creerías; te podría decir “son muy conservadores” y me creerías igual. Así que no lo sé.
Respecto al futuro cercano, en el plano tecnológico parece claro que la evolución tiende hacia los dispositivos móviles, tabletas, etc. ¿Crees que esta evolución afectará, o está afectando, a la forma de plantear las noticias o incluso la información?
Sobre lo que predices, que la movilidad será el futuro, ya está pasando desde hace años, no es ninguna predicción, es la realidad. Lo que sí ha cambiado mucho, desde que empezó internet, es el tema de la longitud de los textos y cuánto tiempo le dedicas. Hay más titular, que cada vez se fue haciendo más breve, hasta que ahora tenemos la replicación de los titulares.
Twitter, por ejemplo, es una replicación de titulares porque no da para más. ¿Se debe a Twitter o a los teléfonos móviles? Hombre, hay un poco de los dos, pero hemos visto que cada vez nos acercamos más a los memes por la brevedad. Supongo que los móviles tienen algo que ver, pero también Twitter, porque fue el que comenzó con estas cositas cortas. Ahora, ¿por qué Twitter tuvo éxito? ¿Quizá por los móviles? ¿Quizá por la brevedad? Quizá los dos.
Siendo, como nos consta que eres, muy crítico con la profesión periodística, ¿qué crees que habría que cambiar en el periodismo para adecuarse a la realidad actual?
Yo creo que el periodista es como un intérprete de la realidad, alguien que cuenta la realidad compleja de una forma sencilla para que la gente lo entienda. Creo que el periodista debe estar mejor preparado para entender la realidad que la persona de la calle, y eso implica tener conocimientos de herramientas básicas para interpretarla. Por ejemplo las estadísticas, las cuales, evidentemente, no dominan ni tratan en la carrera, salvo en algunas universidades.
Vivimos una realidad compleja, llena de números, que se cruzan y uno no sabe por qué sale uno ni cómo se relaciona uno con otro. Eso implica que hay que tener mucho espíritu crítico y saber cómo manejar esos números, y creo que un periodista debería tener esa formación pero no la tiene. Ese es el gran déficit que hay ahora mismo.
Para terminar, dime qué te sugieren tres conceptos. El primero es política 2.0
Mucho cantamañanismo
Conciencia 2.0
Más cantamañanismo
Activismo 2.0
Mucho incauto y mucho manipulador y aprovechado
¿En qué sentido?
En las redes, y más mezclando móviles, redes, Twitter, como has dicho antes, no se da un debate reflexivo, racional y duro como debe ser, donde hay disenso. Es muy difícil llevarlo a las redes. Hay varias razones, una es que los mensajes son breves, porque las herramientas como Twitter no permiten un debate, y en ese caso se ha empobrecido. Otro motivo es que las mismas redes sociales crean “cámaras de ecos”, es decir, en Twitter tú sigues a las personas que más o menos piensan como tú, intentas evitar a los no afines, y entonces se forman comunidades ideológicamente afines en gustos o ideologías. Te enteras de lo que dice la otra comunidad cuando hay que trolearlos.
“¿Alguien ha dicho una barbaridad? ¡Pues vamos contra ellos!”, y así se crean los “rituales de odio”. Normalmente, en estos rituales siempre hay unos pocos líderes que son capaces de gestionar estos odios. Entre ellos, algunos periodistas muy partidistas. Otros son políticos directamente involucrados que son esclavos de su audiencia, en el sentido de que lanzan eslóganes que a sus seguidores les encanta, son retuiteados, y luego se toman como hechos, que nunca se rectifican, nunca se debaten. En general, la única interacción que hay entre comunidades diferentes es el troleo mutuo. Eso es un empobrecimiento del debate muy fácil de manipular.
Entonces, ¿hay una ausencia de autocrítica en la sociedad?
Yo creo que en todas partes, lo que pasa es que ahora con el tema de la crisis hay muchos “esloganeros” en las redes. Te podría citar nombres pero no tiene sentido ir contra ellos o marcarlos. Pero hay gente, políticos y periodistas, que se aprovechan de su liderazgo ideológico o político para lanzar eslóganes y gestionar su comunidad y su gente en base a ellos. En realidad, aquello es pobrísimo, así que cuando tú me dices “Activismo 2.0”, hay muy buen activismo, muy potente, pero es difícil que no se entre en el juego de aquellos que quieren sacarle beneficio. Y entran.
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