Malditos bastardos

Malditos bastardos

Que los niños son una bendición de vez en cuando compite con la idea de que también pueden ser unos malditos bastardos. Como siempre, la realidad supera a la ficción, y, como siempre, esto sucede en las noticias que nunca nos esperaríamos. Hace unos días conocíamos la noticia de que un joven estudiante de un instituto de Barbate, Cádiz, le prendía fuego al pelo de su profesora.

http://www.youtube.com/watch?v=JtDZnvEatXo

Las reacciones de los medios fueron las habituales en estos casos: madres periodistas preocupadas por la influencia en sus retoños de la violencia estructural de los sistemas educativos, opinólogos sin descendencia acusando a diestro y siniestro de la pérdida de valores de la juventud, expertos haciendo su agosto hablando sobre las causas socio psicológicas que pueden llevar a estos impúberes a cometer actos de tamaña crueldad.

Y es que la paciencia también tiene un límite, hasta para José Miguel Gaona, Doctor en Medicina cum laude en la rama de Psiquiatría, especialista en Psiquiatría Forense, ex director de la revista «Educar bien. Niños», antiguo asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y autor de numerosos libros, cuando, al enterarse de la noticia en El programa de Ana Rosa, exclamó: «Al menor que quemó el pelo a su profesora deberían darle una paliza que no dejase marcas»

Malditos bastardos

La cuestión es que los amigos de El Mundo Today ya adelantaron en 2011 que los expertos en educación infantil acabarían por perder la paciencia, ejemplarizándolo en la experta en coaching de niños Rocío Ramos Paúl, más conocida como «Supernanny«, cuando ya desesperada, ordenó sacrificar a un niño para arreglar los problemas de convivencia.

Malditos bastardos

 Y es que los expertos también tienen derecho a desesperarse con esos pequeños malditos bastardos.

 

Linotipo
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Porque el que tiene boca se equivoca, en "Fe de erratas" descubro los errores de los medios de comunicación, las portadas que pudieron ser y no fueron, y la crítica y la ironía de los consumidores en redes sociales, que no están reñidas con el buen humor

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