Fauna tuitera

Fauna tuitera
Dentro de la fauna que encontramos por las redes sociales, destaca la tuitera por ser la que hace más ruido y la que más muestra las características de sus usuarios.

Fauna tuiteraNadie se ofenda si digo que twitter es una jungla. Un ecosistema más o menos hostil en el que conviven  multitud de especies de la flora y la fauna social. Todas compitiendo por la luz, el agua y los alimentos. O sea, seguidores y difusión. Unos numérica (cantidad de seguidores) otros cualitativamente (relevancia de éstos), todos competimos por los ‘mismos’ seguidores. Y, lógicamente, en este ecosistema tuiteriano, cada uno usa sus ‘armas’.

Tres ‘especies’ me fascinan especialmente, por cómo han evolucionado en sus métodos de caza, darwinianamente hablando, para conseguir difundirse.

Me refiero al tuitero gafapastas, el abrazafarolas y el mejode. Sí, hay muchos más perfiles, pero éstos me fascinan especialmente.

  • El Gafapastas tuitero sería el que, en la época del ‘deprisa, deprisa’ y de la cultura ‘todo a cien’, intenta sobresalir de la masa, del vulgo, mediante la exaltación de exquisiteces y rarezas. Música indie, películas de culto. Imprescindible dominar el arte de la cita oportuna de Thoreau o Schopenhauer (tranquilo, tampoco los conozco), sustituible por habilidad en uso avanzado de Google search. Para él, lo común, lo general, es vulgar. Todos sabemos que no es honesto y que compra los suplementos dominicales para recortar las páginas de libros, música y cine. Pero los seguidores se arrimarán a su sombra pensando que el saber y la cultura son contagiosas.
  • El Abrazafarolas es el que intenta agradar y caer bien a todo el mundo. Cualquier causa perdida será suya. Cual político del siglo XXI, cada vez que vea una manifestación, se pondrá el primero, agitará la pancarta… y sólo después la leerá. Ecología y defensa de los derechos de las minorías serán sus temas preferidos. Los seguidores se arrimarán a su cobijo intentando limpiar su maltrecha conciencia apoyando causas… desde el sofá.
  • Pero a mí el que más me excita es el Mejode. Haciendo honor a la clásica inquina y envidias españolas, cuidada desde los tiempos de Góngora y Quevedo, intentando agradar despotricando, normalmente con ironía y buen gusto, a las dianas sociales del momento, el mejode planea por el medio buscando pacientemente su presa. Urdangarín, Barcenas, Pepiño, el Papa…, cualquier tema puede dar lucimiento a su ácido y afilado verbo. Y los seguidores nos arrimamos a él con complicidad, porque pocas cosas unen tanto como el odio común y la chanza.

En la jungla de Twitter, estos especímenes se hacen fácilmente líderes de sus manadas. Pero, en  muchas ocasiones, tengo la amarga sensación de la impostura, del rol forzado, del uso de ‘caretas’. Porque en el anonimato público de la red, rinde más parecer que ser.

Con este post, espero haber parecido un gafapastas culto y preparado, abrazafaroleando diría que al nivel de gente tan inteligente y de paladar tan selecto como ustedes. Y espero que también les enerven las imposturas.

A mí, me joden.

Manuel de la Villa
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Profesor del área de Tecnologías de la Información en la Universidad de Huelva, investigador en el ámbito de la Recuperación de Información, habiendo realizado diversas publicaciones en revistas y aportaciones a congresos. Interesado en Social Media y Tecnologías 2.0, profesor del Curso de Especialización en Comunicación 2.0 y Redes Sociales que se imparte en la UHU

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