Antonio Escobar, un hombre para la concordia

Antonio Escobar, un hombre para la concordia
En estos tiempos donde la integridad brilla por su ausencia, es bueno recordar personajes históricos de la talla de Antonio Escobar, guardia civil y general republicano, que prefirió la muerte sin rencor como ejemplo de honor y fidelidad al orden establecido.
Antonio Escobar
El coronel Antonio Escobar, responsable de la Guardia Civil en Barcelona en julio de 1936

Por desgracia vivimos momentos convulsos en España debido a la tremenda crisis económica y a la incapacidad manifiesta, al menos aparente, de nuestros representantes políticos para aportar soluciones. Ello ha provocado que no pocos opten por soluciones «fáciles» que rozan el «guerracivilismo», juego al que no pocos irresponsables evocan cada vez que tienen ocasión.

Hace unos pocos años encontré por casualidad una película de esas de bajo presupuesto, rodada a principios de la Transición, titulada «Memorias del general Escobar«, dirigida por José Luis Madrid, en la que el recordado Antonio Ferrandis tiene el papel protagonista interpretando al malogrado general. Esta cinta se basa una novela de José Luis Olaizola titulada «La guerra del general Escobar«, que fue premio Planeta de novela en 1983. Además de esta obra, en 2008 Daniel Arasa publica «Entre la Cruz y la República» sobre la vida del general Escobar.

Antonio Escobar era coronel de la Guardia Civil destinado en Barcelona en julio de 1936 a las órdenes del general Aranguren. Hombre tradicional, de fuertes convicciones religiosas, se mantuvo firme a sus principios de honor y fidelidad al poder constituido, siendo pieza clave en la defensa de la Ciudad Condal. Al tomar el gobierno de la República la decisión de convertir la Guardia Civil en Guardia Nacional Republicana, pasó al ejército, llegando al grado de general y a ostentar el mando del ejército de Extremadura.

Al terminar la contienda fue detenido por las fuerzas nacionales y condenado a muerte, siendo fusilado en el barcelonés castillo de Montjuïc. Su ejecución no pudo evitarse a pesar de las solicitudes de indulto en su favor, entre otros del cardenal Segura. Aceptó su condena sin rencor, pidiendo a sus familiares que tampoco lo guardasen, ya que consideró que aquello serviría para que no se repitiera esa circunstancia nunca más. Fue una forma de llevar hasta el final el deber para con su país, con su honor militar y lo que es más importante, con la concordia entre sus compatriotas recién salidos de aquella contienda fraticida.

Si quereis, podeis leer más acerca del general Escobar, además de los libros anteriormente citados,  en estos artículos de Javier Tellabeltz y Miguel Ángel Rodríguez. Por mi parte espero que ejemplos como el suyo sirvan para que aprendamos las lecciones de la Historia y nunca más nos veamos envueltos en aquella pesadilla que tan de cerca conocieron nuestros abuelos. Por mucho que digan , en una guerra, sobre todo en una guerra civil, no hay bandos enfrentados, sólo hermanos en uno y otro lado de la linea de combate.

Un millón de muertos. Qué horror, Dios mío.

Juan Antonio Sánchez Ávila
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Sólo soy un licenciado en Historia con ganas de aprender, comunicar y compartir. En el Humilladero comparto mi opinión y mis reflexiones. Si quieres, las debatimos.

1 comentario en «Antonio Escobar, un hombre para la concordia»

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