Ander Izaguirre: “Viajar es muy bonito, pero el trabajo principal hay que hacerlo sentado en la silla muchos meses”

Ander Izaguirre: “Viajar es muy bonito, pero el trabajo principal hay que hacerlo sentado en la silla muchos meses”
La imagen idealizada del periodista viajero, independiente, indómito, que envía sus crónicas desde lugares remotos y se enfrenta con éxito a las dificultades diarias de trabajar en otra cultura, está muy lejos de la realidad cotidiana del profesional que cuenta las historias que se va encontrando en los viajes que realiza como puede y cuando puede. La responsabilidad de no mostrar esa imagen cinematográfica idealizada del periodista aventurero está en el profesional que elige esa opción para enfocar su carrera, y que con duro trabajo diario sobrevive a duras penas. Ander Izaguirre es el ejemplo de periodista autónomo que realiza un trabajo bien hecho y, cuyo reconocimiento profesional no le impide combinar sus viajes con largos períodos de recopilación y escritura para elaborar sus reportajes.

ANDER IZAGUIRRE

Lo primero, darte la enhorabuena por el reciente premio “Letras enredadas”

Estoy contento porque es en honor de Pedro de Miguel, que era un periodista y escritor que murió hace unos años, y fue maestro de mucha gente, entre ellos yo. Alguien a quien admiramos y nos enseñó muchas cosas

Acumulas muchas publicaciones y premios, para lo joven que eres. Sin embargo, alguna vez te he escuchado decir que el periodismo a veces da para comer, pero rara vez da para cenar.

Es cierto. En los eventos públicos se ve la cara más vistosa y lo que la gente conoce de ti, que son los viajes y los reportajes, y es la parte más bonita. Pero yo para vivir tengo que hacer otro tipo de trabajos, más o menos relacionados con el periodismo. Pueden ser encargos de reportajes más o menos turísticos, incluso guías o edición de textos. Por eso me gusta aclararlo, porque si no se idealiza y parece que estás todo el día viajando y publicando reportajes por los que te pagan estupendamente, y sólo con eso yo no podría vivir. Tengo que hacer otros trabajos, que hago encantado, pero quiero recalcar la parte menos bonita.

Es curioso que hagas esa aclaración, porque parece que se tiende a idealizar esa parte del periodismo, en la que se busca la verdad, te enfrentas a tu jefe por ello, etc. Cuando en realidad es todo mucho más prosaico.

Hombre, si te refieres a conflictos o presiones con jefes, por suerte yo soy periodista autónomo y no lo sufro. Normalmente hago los reportajes después de haber viajado, de haber ido a otros sitios a buscar temas, y parece que el periodista viajero tiene una especie de aura. Pero en realidad paso muchos meses al año sentado ante el ordenador tecleando como cualquiera en una oficina. Respecto a esa idealización del periodista viajero, vale, es muy interesante viajar, a mí me gusta mucho, pero el trabajo principal hay que hacerlo con el culo pegado a la silla muchos meses.

La idea que tenemos del género periodístico viajero quizá se limita a la mera descripción de paisajes y sensaciones culturales. Sin embargo tú buscas historias en los sitios donde vas.

Se puede hacer un periodismo de turismo, más de ocio, y yo vivo mucho de eso: me hacen encargos para que escriba sobre un recorrido, unos valles o un destino turístico. Esa es una parte de mi trabajo que me da parte del sueldo, pero a mí realmente me interesa más el reportaje, o buscar temas, o buscar personas con historias interesantes.

En el fondo lo de la distancia es accesorio. Haces en Bolivia lo mismo que haces al lado de casa. De hecho, he escrito reportajes que a mí me parecen del mismo género, y unos los he hecho al lado de casa, yendo andando en zapatillas, y con otros he cogido un avión y he ido a otro continente. Pero la esencia es la misma.

También has publicado cinco libros, y aparte mantienes tu blog “Periodismo con botas”. ¿Tanto publicar libros como mantener el blog activo puede dar para vivir?

Al final es una combinación de ingresos. He ido viendo en estos años cada vez más claro que tienes que diversificar. Si yo pudiera vivir de que me pagaran estupendamente los reportajes que hago viajando pues no haría otra cosa. Pero también publico en distintos formatos: libros, reportajes, etc. Algunos libros te dan un poco de dinero, aunque generalmente no, y publicas en medios que te dan dinero o cumples encargos.

Sí me parece importante cuidar todos esos ámbitos. Para mí también es muy importante tener mi página y utilizar las redes sociales para divulgar el trabajo. Mi página es mi casa en la que tengo una selección de reportajes, tengo mis libros, para que la gente pueda ver mi trabajo, como un escaparate. Pero luego tengo que salir y las redes sociales permiten que la gente te siga, que haya un tipo de lectores que les gusta lo que escribes en blog y quizá después sean compradores de un libro tuyo. Me parece importante mantener una actividad y mostrar tu trabajo para intentar convencer a la gente de que merece la pena.

¿Son importantes las nuevas tecnologías en el ejercicio periodismo que tú haces?

Para mí son esenciales, aunque para hacer el trabajo es el mismo periodismo que hace treinta años, la substancia es la misma. Lo que han cambiado las nuevas tecnologías es la manera de divulgarlo y la posibilidad de llegar a editores y lectores de otros países o de otros sitios a los que antes no hubieras llegado. Si antes tú intentabas publicar un reportaje en el periódico o revista de tu ciudad y no había otras oportunidades, te lo publicaban o no. Hoy en día es más difícil publicar ahí porque no tienen dinero para colaboradores externos y la cosa está muy cruda.

Pero he tenido casos de historias mías del blog, que han circulado por las redes sociales con bastante eco, que han hecho que algún editor me escriba para interesarse y publicar el reportaje. Es muy inestable, porque tú publicas un tuit, un mensaje en Facebook o un post en tu blog y nunca sabes qué rebotes va a dar y a quién le va a llegar, pero hay ciertas posibilidades de que a alguien le interese y que puedas también vivir en parte de ese eco.

Entonces, la redes sociales aplicadas al periodismo es más difusión que herramienta.

La esencia de ir a los sitios, estar con la gente, buscar las historias y documentarse, yo creo que es la misma. Pero las herramientas han cambiado, evidentemente. Por ejemplo, yo hago una lista en Twitter de blogueros y periódicos bolivianos porque estoy en Bolivia y es una herramienta muy interesante para preparar un reportaje. También puedo escribir en mi blog o en las redes sociales mientras estoy viajando. Evidentemente también influyen en eso las nuevas herramientas y aporta novedad. Pero para mí el gran cambio es la divulgación de mi trabajo que me permite hacerlo por mí mismo incluso sin contar con los medios tradicionales.

Ander Izaguirre trabajando
El «despacho» de Ander Izaguirre
Fuente: El País

¿Cuál es el reportaje más difícil de tu carrera?

Hice dos viajes a Bolivia, el segundo porque quería profundizar en el tema del reportaje de los mineros para centrarme en ese tema, desarrollarlo y escribir un libro. Mi problema en este momento es que estoy pendiente de sentarme a empezar a escribir ese libro. Tengo un montón de material, dos viajes, demasiada avalancha de información y tengo que organizar todo ese material. Así que el trabajo más difícil ahora mismo es este en el que estoy metido, que más que un reportaje va a ser un libro. El tipo de periodismo que hay en un libro es un reportaje largo, de 200 páginas, pero en esencia sigue siendo un reportaje. Así que lo más difícil es lo que tengo a partir de ahora

¿Y el reportaje que más satisfacción te ha dado como profesional?

Hay muchos por muy diversos motivos, pero le tengo mucho cariño a una pareja de reportajes, porque uno fue continuidad de otro. En 2009 en Bolivia escribí sobre unas mujeres guaraníes que a través del fútbol consiguieron hacer una revolución social impresionante en un entorno en el que ellas eran discriminadas por ser pobres, por ser indígenas, por ser mujeres… Y eran, supuestamente, “pobrecitas víctimas”, pero tuvieron el arrojo de salir a la sociedad, de organizarse en una asociación, de pelear por sus derechos y empezar a jugar al fútbol, que era algo impensable allí.

Ese fue el primer reportaje, en el que se contaba esa “revolución a balonazos” que habían hecho esas mujeres, y era una historia de mucha alegría, de mucha fuerza. A mí me gustó mucho que ese reportaje nos permitiera salir de la visión paternalista o condescendiente que a veces tenemos sobre gente que vive vidas difíciles y escribimos sobre ellos con cierta superioridad. Esas mujeres demostraron que eran unas auténticas campeonas en todos los sentidos.

La segunda parte de ese reportaje fue cuando se consiguió que esas mujeres viajaran a San Sebastián para participar en un torneo de fútbol. Eran mujeres que nuca habían salido de Bolivia, nunca se habían montado en un avión, no habían visto el mar, y de repente estaban participando en un torneo internacional de fútbol. Plasmar la alegría de esas mujeres, su viaje, su triunfo de conseguir ir a Europa, y sobre todo el mensaje de que ellas no vinieron a contar lo dura que era su vida y lo triste que vivían, sino que vinieron  a jugar de igual a igual. Fue una historia para mí muy inspiradora y tengo muy buen recuerdo.

Esta es una pregunta difícil. Como periodista vasco, ¿has notado más libertad en Euskadi desde que ETA decidió dejar las armas?

En mi caso yo no he tenido problemas por los temas a los que me he dedicado, aunque a veces he escrito sobre el tema y siempre hay fricciones, pero nada demasiado grave. Pero me da mucha alegría por periodistas que estaban directamente amenazados porque trataban estos temas y supongo que respirarán mucho más tranquilos. Evidentemente se nota en la calle, igual que en todos los demás ámbitos. Como decía Atxaga, cuando esto acabe vamos a caminar todos unos centímetros por encima del suelo, porque llevamos tantos años con ese peso que cuando nos lo quiten levitaremos.

Creo que sí se nota y es para alegrarse. Aunque sigue habiendo temas sin resolver, incluso dentro del periodismo hay problemas, como el cierre de Egunkaria, que fue un caso gravísimo, y precisamente fue un periódico en el que yo empecé a colaborar. Sí que ha habido cuestiones con la libertad de información que son graves y que todavía están sin resolver, y tampoco hay que olvidarlas.

Daviz Melero
Acerca de

La curiosidad y el aprendizaje van siempre de la mano. No soy maestro de nada, por eso prefiero preguntar a los que sí saben. Hago lo que puedo. O, al menos, lo intento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*